sábado, 17 de octubre de 2009
CANCER Y EJERCICIO FISICO (SEGUNDA PARTE)
¿Puede el ejercicio ayudar a revertir los efectos del tratamiento contra el cáncer? Los beneficios cardiovasculares del ejercicio para pacientes con cáncer han mostrado ser evidentes en pacientes que no han tenido signos de empeoramiento de la función cardiaca antes del tratamiento contra el cáncer . En este estudio, ningún paciente del grupo en entrenamiento desarrollo signos clínicos de cardiotoxicidad durante los 2 meses luego de la quimioterapia.
Para mujeres con cáncer mamario, un programa de fitness que incluya ejercicio aeróbico disminuirá el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y osteoporosis . Debido a que el tratamiento contra el cáncer mamario usualmente termina con una disminución de las fuentes naturales o exógenas de estrógeno, estas mujeres enfrentan un gran riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y osteoporosis.
El tratamiento contra el cáncer ha demostrado en algunos casos ser dañino para el sistema cardiovascular. El corazón en un paciente cardiaco se vuelve menos eficiente en bombear sangre a los tejidos y órganos, por tanto se compromete la habilidad de realizar tareas de la vida diaria y se alcanzan grandes niveles de fatiga. El ejercicio físico puede promover un entrenamiento cardiovascular nuevamente, a través de actividades aeróbicas, permitiéndole al corazón volverse más eficiente en la tarea de suministrar sangre al cuerpo y disminuir los niveles de fatiga experimentados por el paciente.
Los beneficios pulmonares del ejercicio, en lo que respecta al daño provocado por el tratamiento contra el cáncer, se relaciona con un incremento del volumen pulmonar, disminución del trabajo al respirar y una habilidad incrementada para el intercambio gaseoso. El rendimiento atlético puede ser medido por medido de muchas variables fisiológicas observadas en los entrenamientos. Sin embargo, la mayoría de las funciones pulmonares medidas no se aplican para la predicción del rendimiento. No existe una relación substancial aparente entre el rendimiento atlético y la capacidad vital, capacidad pulmonar total o volumen espiratorio forzado .
La más útil adaptación es probablemente un incremento en la resistencia de los músculos respiratorios. Cuando los músculos respiratorios se vuelven entrenados debido al ejercicio, el paciente experimentará un alivio de la respiración pesada debido al hecho de que el gasto de energía por estos músculos disminuirá. También, un ritmo de intercambio respiratorio más eficiente podrá proporcionar una distribución más efectiva de oxigeno a los sistemas en el cuerpo.
Dado el hecho que los alvéolos de los pacientes con cáncer están disminuidos en número y comprometidos por un estrechamiento de las septas alveolares, los efectos del ejercicio en el sistema pulmonar de los pacientes con cáncer no son conocidos. Una hipótesis es que los alvéolos se regeneran debido a un supuesto incremento en el suministro de sangre a este órgano, sin embargo el estrechamiento de las septas no parece ser reversible. Los efectos laterales del tratamiento contra el cáncer en el sistema musculo esquelético han demostrado mejorías fisiológicas gracias a la intervención mediante el ejercicio físico. La pérdida de masa corporal magra que se reporta durante los tratamientos contra el cáncer no está bien explicada aún. Esta reducción de masa muscular puede ser a causa de una reducción por cirugía, depleciones del tratamiento e inactividad durante la recuperación. Esta pérdida de musculatura puede ser responsable del incremento en la necesidad de producir grandes cantidades de energía para producir suficiente fuerza contráctil, requerida durante rendimientos energéticos o cuando se requiere sentarse y pararse . El ejercicio puede estimular varios beneficios para el sistema musculo esquelético. Tales beneficios incluyen el desarrollo de nuevas células saludables que remplazaran a las células saludables que murieron durante el tratamiento contra el cáncer. Este proceso ha demostrado entregar a pacientes las ganancias en fuerza necesarias para realizar actividades diarias, más motivación y energía y un incremento general en la calidad de vida. El sistema endocrino parece ser un sistema biológico que sufre severas consecuencias en lo que respecta al tratamiento contra el cáncer (principalmente radiación). Estas alteraciones pueden llevar al paciente a experimentar futuras complicaciones en sistemas aparte del que ya está comprometido por la enfermedad. Por ejemplo, la disminución en la producción de la hormona tiroxina y triodothyronine tiene efectos biológicos en el consumo de oxigeno, el sistema nervioso central y periférico, músculo cardiaco y esquelético, metabolismo de los carbohidratos y del colesterol y en el crecimiento y desarrollo . También, alteraciones en el metabolismo pueden potencialmente llevar a futuras complicaciones cardiacas. Las complicaciones cardiacas pueden ocurrir debido a un incremento en la cantidad de colesterol debido a una disminución del metabolismo de los carbohidratos Las intervenciones a través del ejercicio pueden tener un importante rol en volver a la normalidad (niveles previos al cáncer) los niveles hormonales. El ejercicio puede estimular la liberación de hormonas que pudieron haber sido suprimidas, como también ayudar a incrementar la eficiencia de las vías metabólicas que fueron comprometidas por el cáncer. Todas estas alteraciones que pueden ocurrir con la intervención del ejercicio pueden potencialmente ayudar a los pacientes con cáncer a mejorar su capacidad funcional. Un mejoramiento del metabolismo, balance de fluidos, transporte de oxigeno y funcionamiento del sistema nervioso central y periférico podrá crear una homeostasis general. Esta homeostasis posiblemente podrá dar al paciente un estado de bienestar general.
Conclusión El ejercicio puede ser uno de las más potentes intervenciones para pacientes con cáncer, pero con este también se acompañan riesgos. No todos los ejercicios son creados igualmente. Para ser efectivo y seguro, el ejercicio debe ser prescrito e incluir estos 5 criterios:
1) Estado del individuo
2) Tipo de ejercicio
3) Intensidad del ejercicio
4) Frecuencia del ejercicio
5) Duración del ejercicio .
El entrenamiento anaeróbico y aeróbico debe ser un componente integral en el estilo de vida de las personas luchando contra el cáncer o de las personas recuperándose de este. Debido a que el periodo de latencia para algunas toxicidades es de varios años luego de completar el tratamiento, las consecuencias de un daño permanente a lo largo de este periodo de tiempo son desconocidas. El ejercicio podría ser un vínculo fisiológico que disminuya o incluso revierta los efectos de la quimioterapia, terapia de radiación y cirugía. Más investigaciones son necesarias en el área del ejercicio como una forma de terapia para pacientes con cáncer. A pesar de esto, todos los hallazgos de los estudios hasta ahora han mostrado que el ejerció moderado es benéfico para los pacientes con cáncer (incluyendo a los sistemas cardiovascular, pulmonar, musculo esquelético y endocrino). Entre los muchos síntomas asociados con cáncer y su tratamiento, la fatiga es uno de los síntomas más prevalecientes y aún así la fatiga es la menos entendida. Conociendo clínicamente que el ejercicio ha ayudado a aliviar algunas o todas las sensaciones de fatiga en pacientes con cáncer, permanece un futuro muy prometedor para los estudios en esta área en los años venideros.
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